viernes, 28 de agosto de 2009

Presidencia de Rivadavia


En mayo de 1824 termino el mandato de Martín Rodríguez y para sucederlo fue elegido el general Gregorio de las Heras. Rivadavia se negó a continuar como ministro y decidió viajar a Londres. Su cargo fue ocupado por Manuel José García.
En esa época llegaba a Buenos Aires el cónsul ingles Woodbine Parish, dispuesto a firmar un tratado de reconocimiento de la independencia, lo cual era imposible ya que las provincias se habían transformado en estados autónomos. Su llegada presentó nuevamente la necesidad de convocar un congreso constituyente que instalara una autoridad nacional.
Buenos Aires se había comprometido por el Tratado del Pilar a participar en el congreso en Córdoba para organizar el país según el sistema federal. Sin embargo, los bonaerenses postergaron la elección de sus diputados para que el compromiso no prosperara.
En 1822, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires firmaron el Tratado del Cuadrilátero que aseguraba la alianza entre las provincias del Litoral y terminaba con las esperanzas del gobernador de Córdoba de reunir un congreso en su provincia. Con la firma de este acuerdo, buenos aires buscaba ser ka responsable de la convocatoria de un nuevo congreso y también lograr la ayuda de las demás provincias en caso de una invasión ante la posible extensión del conflicto en la banda oriental. Es por eso que los porteños concedieron al litoral la libre navegación de los Ríos.
El peligro de una invasión amenazaba desde la banda oriental, invadida en 1817 por los portugueses. Aunque brasil se independizo de Portugal en 1822, la invasión no concluyo. Los partidarios orientales del imperio del brasil aceptaron integrarse a él como una provincia, pero la mayoría se rebeló y en 1825, declaró que la Banda Oriental formaba parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
EL CONGRESO DE 1824

A fines de 1824, se reunió en Buenos Aires el nuevo congreso para redactar una constitución. Los diputados que lo integraban habían sido elegidos en un número proporcional a la población y estaban y pertenecían al federalismo y al unitarismo. Desde un principio predominaron en número los representantes de Bs. As. Una de las primeras disposiciones del congreso fue la sanción de la Ley Fundamental, que delegaba provisoriamente en Buenos Aires el ejercicio del Poder Ejecutivo nacional y le encargaba a esta provincia la conducción de la guerra y las relaciones exteriores. El poder nacional renunciaba a intervenir en las provincias y se establecía que la futura constitución debería ser previamente aceptada por los gobiernos provinciales. Pero mientras el congreso deliberaba, el Imperio del Brasil incorporó a la Banda Oriental, formando parte de este imperio como una de sus provincias.
Esta nueva situación arrastró la declaración de la guerra. A partir de ese momento, las decisiones del congreso estuvieron muy influidas por el conflicto.
La necesidad d un gobierno nacional que pudiera conducir la guerra llevó a que el congreso nombrara a Rivadavia presidente antes de dictar la constitución. Esta decisión no fue bien recibida en las provincias porque no estaban de acuerdo con que el congreso estuviese habilitado para elegir presidente y sospechaban que Rivadavia quería intentar nuevamente un proyecto unitario de organización.
A esta nueva confrontación entre federales y unitarios se le agregó la fractura interna del Partido del Orden, impulsada para la capitalización de Buenos Aires. La ley sancionada por el congreso convirtió a la ciudad en territorio federal. A partir de entonces, las rentas aduaneras no ingresarían más en las arcas de la provincia sino que iría al tesoro nacional. Por otra parte, el territorio bonaerense restante se subdividió en dos nuevas provincias: la del Salado y la del Paraná. Al desparecer Buenos Aires, caducó el mandato del gobernador Las Heras y se disolvió la Junta de Representantes.
El debate por la capitalización de Buenos Aires en el congreso contó con la oposición de los federales de esta provincia liderados por Manuel Moreno, quienes estaban a favor de la creación de una nueva ciudad para desempeñar esa función.
Los hacendados, encabezados por Juan Manuel de Rosas, Juan Terrero y Tomás y Nicolás Anchorena, alarmados por las consecuencias que podía tener la capitalización para sus intereses, dejaron de apoyar a Rivadavia.
En 1826, se puso a discusión la nueva constitución, que atenuaba el centralismo de la de 1819 ya que en las provincias existirían Consejos de Administración electivos que propondrían ternas a las autoridades nacionales para que eligieran al gobernador entre esos candidatos. Los senadores y el presidente serían elegidos por voto indirecto (sistema por el cual quienes votan en un primer momento lo hacen para elegir representantes, los electores, que en una segunda instancia eligen e los candidatos para los cargos por ocupar), pero para la Cámara de Diputados la elección era indirecta. Sin embargo, el derecho a sufragio se limitaba porque carecían de él los criados, los peones, los jornaleros, los soldados y los “vagos”. Los federales, liderados por Manuel Borrego, se opusieron a la “aristocracia del dinero”. Luego de tres meses de debates, la constitución fue aprobada en diciembre de 1826, pero todas las provincias la rechazaron.
Para concentrar sus fuerzas en las cuestiones internas, Rivadavia decidió deshacerse del problema de la guerra, cuyos resultados favorables en los enfrentamientos militares quedaba demostrado por el triunfo obtenido por el ejército nacional, en la batalla de Ituzaingó en febrero de 1827. Sin embargo, el bloqueo naval impuesto por los brasileños afectaba seriamente el comercio, que era la base de la recaudación de rentas del Estado.
El negociador argentino, Manuel José García, se excedió en sus instrucciones y aceptó la devolución de la Banda Oriental a los brasileños. El congreso y el presidente desconocieron esas condiciones para firmar la paz, pero el escándalo político fue inevitable. Rivadavia renunció en 1827 después de dejar sin efecto la ley de Capitalización y nombrar presidente provisional a Vicente López y Planes; en poco tiempo éste también dimitió, se disolvió el congreso y desaparecieron las autoridades nacionales.
Las instituciones previas de Bs. As. fueron restablecidas y en la elección de diputados para la Junta de Representantes triunfaron los federales opuestos al grupo rivadaviano. Manuel Borrego fue elegido gobernador y debió enfrentar el problema de negociar la paz con Brasil. El acuerdo fue aceptar que la Banda Oriental se transformara en un país independiente: así se creó, en 1828, la República Oriental del Uruguay.


UN NUEVO PERÍODO DE INESTABILIDAD (1827-1829)

A partir del acuerdo de paz con Brasil, el General Juan Lavalle, que había luchado en la guerra, regresó de le la Banda Oriental con sus soldados y, descontento con los términos de la paz, se rebeló junto con sus tropas y tomó el gobierno por la fuerza. Dorrego fue aprisionado y fusilado el 13 de diciembre de 1828 por orden del nuevo gobernador, alentados por antiguos partidarios de Rivadavia. Lavalle disolvió la Junta de Representantes y puso en prisión a sus adversarios políticos. Esta revuelta precipitó una guerra civil en el interior de la provincia de Buenos Aires y la situación política se hizo extremadamente inestable.
El conflicto entre unitarios y federales teñiría la lucha política en los años siguiente. Por otra parte, el fusilamiento de Borrego fue un crimen político que instaló una creciente violencia en las confrontaciones internas.
El estado de conmoción que vivía la provincia hizo que Lavalle decidiera proponer la paz a Rosas (comandante general de milicias de campaña). Lavalle y Rosas se reunieron en Cañuela y acordaron un cese de hostilidades y una salida política que consistiría en llamar a elecciones para la Junta de Representantes. Ambos acordaron los candidatos para una lista compartida. Sin embargo, los unitarios decidieron no respetar el acuerdo cuando se enteraron que el General Paz había derrotado al federal Facundo Quiroga en La Tablada (1829) e impusieron sus candidatos en elecciones que los federales denunciaron por fraudulentas.
Lavalle se reunió nuevamente con Rosas en agosto de 1829 en Barracas. El objetivo de afianzar la paz era prioritario y ambos convinieron el nombramiento del general Juan José Viamonte como gobernador provisorio y la salida de Lavalle de Buenos Aires.
Durante su breve gestión, Viamonte se preocupo por retomar las relaciones con las demás provincias, reforzar el poder de Rosas en la campaña y asegurar que este fuese elegido gobernador cuando se normalizara la situación. Mientras tanto, en la campaña se sucedieron levantamientos protagonizados por gauchos, soldados e indígenas.
En diciembre de 1829, Rosas fue elegido gobernador con facultades extraordinarias, lo que significaba que la Junta de Representante delegaba en el poder ejecutivo algunas atribuciones para enfrentar la emergencia. Luego, una ley de 1830 introdujo la novedad de otorgar esas facultades sin establecer un período al cabo del cual se caducara la autorización.
La Junta le otorgó también el título honorífico de “Restaurador de las Leyes” porque había restablecido la paz en la provincia.

PARA OBTENER MAS INFORMACIÓN:

http://es.wikipedia.org/wiki/Bernardino_Rivadavia

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