La movilidad social permitía el ascenso de posiciones en el estrato social de la pirámide compuesta por los diversos grupos sociales. Este procedimiento fue posible a través de la evolución del mercado internacional de posguerra, los acrecidos ingresos fiscales y la masificación del ahorro institucionalizado, hechos que aumentaron la prosperidad económica, plasmada en el Primer Plan Quinquenal de 1947. A partir de este año, se dio comienzo a una nueva edición de la experiencia colectiva de movilidad social que el país conociera a principios de siglo.
Para la masa de los inmigrantes del interior la incorporación al trabajo de mercado urbano implicó una elevación social ya sus salarios ascendieron notablemente. Por su parte, los trabajadores de más antigua residencia urbana, con más recursos y contactos, pudieron subir un escalón más en la pirámide social. Además, un rasgo de los años peronistas fue el fuerte crecimiento de los asalariados de cuello y corbata (empleados que trabajan en la administración pública) impulsado por la expansión de la administración pública y las burocracias de las empresas privadas.
Ésta fue una oportunidad de movilidad para hijos de familias obreras a los que sus padres habían conseguido mandar a la escuela. Los contingentes de las clases medias experimentaron también un incremento con el aporte de los nuevos pequeños y medianos propietarios de la industria, los servicios, el comercio, aumentando el mercado interno y consumo.
En este marco, los trabajadores vieron ampliarse sus horizontes de vida más allá de sus necesidades inmediatas.
jueves, 19 de agosto de 2010
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